CPI – El rápido crecimiento de las ciudades no ha ido de la mano, por lo general, de las adecuadas políticas y estrategias de desarrollo, lo que incide en la calidad de vida de sus habitantes
Por siete se ha multiplicado el número de grandes ciudades –de más de 1 millón de habitantes- en los últimos 65 años en América Latina. Con dos tercios de su población viviendo en urbes, la región es una de las más urbanizadas del planeta. Este acelerado crecimiento se ha visto acompañado, en muchos casos, de un desarrollo insuficiente de la infraestructura requerida para absorber las necesidades de la población, lo que ha redundado en problemas como congestión, segregación y contaminación, planteando importantes desafíos a los gobiernos locales.
Este y otros temas se revisaron durante el I Foro Latinoamericano de Infraestructura, evento organizado por el Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI).
En su presentación “Las dinámicas de la nueva ciudad. Infraestructura y transporte”, la ministra de Transportes y Telecomunicaciones del Gobierno de Chile, Gloria Hutt, destacó que la vinculación entre el transporte y la calidad de vida urbana está en el centro de las preocupaciones, tanto para Chile como para el resto del mundo. “Seguridad, densidad y uso de espacios públicos compartidos -dijo- son algunos de los atributos de las ciudades que queremos construir”.
La autoridad agregó que “la nueva ciudad es distinta en habitantes. La pirámide de población que conocemos ha cambiado y en las proyecciones para el 2020 y 2050 la pirámide está casi invertida. Esto condiciona totalmente las políticas de transporte y la forma en que resolvemos las dinámicas de las ciudades. Éstas deben ser más seguras, no solo para los niños y familias, sino para las personas mayores o con dificultades de movimiento; ciudades que hablen más fácilmente, con información más accesible, con espacios para caminar con materiales distintos; esto nos impone un desafío tremendo de planificación”.
Además, enfatizó en la necesidad de responder a la creciente demanda de movilidad y transporte, concentrando el transporte público en ejes principales en superficie -por ejemplo, en corredores de buses de alta capacidad-, en subterráneo en sistemas de metro, y con ciclovías y zonas para caminar, que cierran el ciclo de resolver el transporte, pero también entreguen la posibilidad de disfrutar la ciudad como peatón o ciclista.
Fabrizio Prati, director de programación de NACTO, Italia, se refirió al tema de las urbes afirmando que “si queremos diseñar la ciudad del futuro, de este siglo y no del siglo pasado, tenemos que hacerlo pensando en las personas donde todos los habitantes, trabajadores y visitantes, estén al centro de nuestra planeación y de la política. Hay que dejar de priorizar y, sobre todo, de subsidiar los vehículos motorizados individuales e incentivar el transporte sostenible, como la bicicleta, creando redes de ciclovías y sistemas multimodales, haciendo nuestras calles más eficientes y seguras para la población”.
En lo referente a las vías urbanas, el experto hizo un llamado a revisar las normas, manuales y lineamientos. “Como organización, trabajamos con diferentes ciudades en el mundo y aunque haya voluntad y programas, hay normas que están bloqueando la posibilidad de innovar y hacer que las calles sean más a la medida de las personas”.
Por su parte Pablo Allard, decano de la Facultad de Arquitectura de la UDD, recalcó el rol de la infraestructura para promover la movilidad y la calidad de vida, haciendo hincapié en que “ésta no solo se refiere a las personas, sino también a los bienes y servicios”.
En otro plano, recalcó el desencuentro entre las necesidades de transporte de las personas y el desarrollo de la infraestructura.
“Como no avanzamos al mismo tiempo con las autopistas que con el transporte público, con metro y con un transporte más sostenible, el auto es el consuelo. Este año se proyecta que se van a vender 420.000 vehículos nuevos en Santiago, porque el transporte público no ha ido a la par con las necesidades de movilidad de los chilenos. Y el problema es que el espacio público es limitado. Lo más grave es que la ciudadanía sigue pensando que tener un auto es un derecho. No, tener auto es un privilegio. Y el que lo usa tiene que pagar el costo social que eso significa. Por supuesto hay que generar alternativas”, comentó.
Finalmente, Jorge Pérez-Jaramillo, arquitecto y director del departamento de planeación de Medellín, se refirió a la gran urbanización de dicha ciudad, a cómo enfrentaron su crecimiento, con grandes deficiencias del Estado para dar respuestas y en un entorno con narcotráfico y terrorismo. Mediante la planificación, comentó, la resiliencia y herramientas para construir institucionalidad, planes y proyectos, consiguieron superar el desafío.
Fuente: CPI, Viernes 29 de junio de 2018