CPI – Las muchas implicancias que tiene la integración física a nivel regional y el caso específico de Paraguay, que ha realizado importantes inversiones en infraestructura para mejorar su conectividad interna y a la vez actuar como eje conector entre las costas de los océanos Pacífico y Atlántico, fueron algunos de los temas de análisis de la exposición “Transporte e Integración Regional”, realizada durante el I Foro Latinoamericano de Infraestructura, evento organizado por el Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI).
La integración física, clave para apalancar el crecimiento y desarrollo de los distintos países que conforman la región, actúa como elemento potenciador de la integración económica, social, energética y política, haciendo más eficientes a los países con un mayor nivel de desarrollo y trasvasijando estos beneficios a los países menos avanzados. Además, contempla la optimización, por medio de distintas políticas y acciones acordes, de las distintas vías de comunicación vial, marítima, aérea, de ferrocarriles y fluvial entre las distintas naciones, e incorporando a esta interconexión a las infraestructuras de telecomunicaciones y energía.
Carlos Cruz, secretario Ejecutivo del CPI, afirmó que “la integración física regional es un tema fundamental desde el punto de vista del aumento de la capacidad competitiva de la región frente al resto del mundo por la vía de la extensión de la capacidad de mercado y la capacidad productiva”.
En la ocasión, Ramón Jiménez Gaona, ministro de Obras Públicas de Paraguay, se refirió a la fuerte inversión en infraestructura que su país está llevando a cabo, destacando el Corredor Bioceánico, que se comenzará a construir, en una primera etapa, a fines de este año, y que conectará los puertos de aguas profundas de Chile con puertos atlánticos de Brasil. La obra, amparada bajo la ley Llave en Mano, cuenta con diseño, construcción y financiamiento de capital privado.
La inversión total en esta obra se estima en US$ 950 millones, a los que se suman US$ 1.700 millones adicionales que se destinarán a obras ligadas a la integración física regional en el Chaco paraguayo.
Además, ese país está desarrollando otros proyectos de infraestructura vial, ferroviaria y fluvial –en total considera una cartera de 66 iniciativas de integración física regional- que le han llevado a invertir US$3 mil millones en los últimos 5 años, como una forma de contribuir con la proyección de la región a los mercados más dinámicos del mundo.
Por otro lado, Gabriel Pérez-Salas, en representación de CEPAL, presentó la visión que tiene dicho organismo de la integración regional, entendida como un proceso multidisciplinario de largo aliento y cuyo alcance abarca no solo las temáticas económicas y comerciales, sino también las políticas, sociales, culturales y ambientales.
“Si la desigualdad es uno de los rasgos más distintivos de nuestra región, nuestra promoción de la igualdad debería ser un rasgo distintivo de nuestra integración regional. La mayoría de las iniciativas de integración han visto en la generación de cadenas de valor la estrategia de desarrollo, porque amplían la demanda, elevan el comercio interregional, mejoran la productividad, las tecnologías y los procesos en organización y gestión y promueven las inversiones en infraestructura y servicios, este último punto fundamental para lograr una integración productiva”, detalló.
El experto añadió que “generar una cantidad de infraestructura física, tanto de transporte, telecomunicaciones, agua, energía y saneamiento, sobre la cual puedan darse flujos de transporte, irá generando el flujo de materiales, que es donde se materializará la integración productiva. Todo esto, inserto en una serie de estrategias y acciones público-privadas tendientes a asegurar la facilitación comercial y el transporte para que estos productos lleguen a destino”.
Fuente: CPI, Viernes 29 de junio de 2018